PRÓLOGO.
EL 5 DE FEBRERO DE 1979 NACE FILADELFIA EN LA CIUDAD DE MÉXICO, MEDIANTE UNA PROCLAMACIÓN PROFÉTICA, AHORA, TRABAJAMOS EN CUATRO PAÍSES DE AMÉRICA Y DOS DE ÁFRICA. |
La COMUNIDAD CRISTIANA FILADELFIA es
parte del Cuerpo de Jesucristo, que el Señor ha levantado para que glorifique
su Santo Nombre, predique el Evangelio y haga discípulos en México, Estados Unidos,
América Latina, Burundi y república Democrática
del Congo en África, y hasta lo último
de la tierra.
La
COMUNIDAD CRISTIANA FILADELFIA acepta y profesa la sana doctrina que han
recibido y profesado los verdaderos cristianos de todos los tiempos, y en todos
los lugares, desde los primeros 120 discípulos que fueron bautizados en el
Espíritu Santo en Jerusalén.
La
ICM no tiene doctrinas particulares o distintivas, sino que más bien acepta
TODO EL CONSEJO DE DIOS, tal y como está
contenido en la Biblia. Pero en beneficio de los recién convertidos a Cristo y
como un perfil para la información a otros cristianos y al mundo, se anotan a
continuación algunas de estas doctrinas en vías de introducción al estudio de
todas la Escritura.
Art.
31. I. EN CUANTO A LA BIBLIA.
1.1.
Su
inspiración plenaria. La Biblia es la palabra de Dios.
Fue inspirada por el Espíritu Santo, a hombre cuyo espíritu despertó para
redactarla. La Biblia es nuestra norma de fe y conducta. Solamente aceptamos lo
que ella dice o puede probarse a través de ella.
1.2.
El
Canon de la Biblia. La Biblia para su estudio se clasifica
en dos partes llamada: Antiguo y Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento
se integra de 30 libros, a saber: Génesis, Éxodo, Levítico, Números,
Deuteronomio, Josué, Jueces, Ruth, I y II de Samuel, I y II de Reyes, I y II de
Crónicas, Esdras, Nehemías, Esther, Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés,
Cantares, Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós,
Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.
El Nuevo Testamento
se integra de 27 libros, a saber: Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos de los
Apóstoles, Romanos, 1a y 2a a los Corintios, Gálatas,
Efesios, Filipenses, Colosenses, 1a y 2a a los
Tesalonicenses, 1a y 2a a Timoteo, Tito, Filemón,
Hebreos, Santiago, 1a y 2a de Pedro, 1a, 2a
y 3a de Juan, Judas y Apocalipsis. (II Tim. 3.16, II Pedro 2.19-21,
Isaías 40.8, Sal. 119.105).
1.3.
Los
Libros Apócrifos. Los libros apócrifos que el Romanismo
añadió el Antiguo Testamento en 1557, no son parte de las Escrituras. Estos
libros son: Sabiduría, Eclesiastés, Tobías, Judith, II y II de Macabeos y
Baruc. (Deuteronomio 4.2, Apocalipsis 22.18).
Art.
32. II. EN CUANTO A DIOS.
2.1.
Su
naturaleza. Dios es uno, Espíritu (sin cuerpo),
infinito, eterno, perfecto e inmenso. Es omnisciente, omnipotente y
omnipresente. Dios es justo, amoroso y santo. Es el creador de todas las cosas
visibles e invisibles. (Sal. 139.1-18, Deut. 6.4, Juan 17.11, I Cor. 8.6, Col.
1.16).
2.2.
La Revelación de Dios. Dios es uno y no
varios. Él es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Para efectos de la salvación al
género humano y redención de la creación, El Padre muestra su amor, El Hijo
muere por nuestros pecados, y el Espíritu Santo aplica a nosotros la salvación.
(Is. 13.10-13, Is. 44.6-8, Deut.32.39, Apoc.22.13, I Juan 3.16, Juan 3.16, Juan
2.5-8, Efesios 1.3-14).
Art.
33. III. EN CUANTO A JESUCRISTO.
3.1 Su deidad y humillación. Jesucristo
es Dios, Hijo del Padre, quien por amor al hombre encarnó para morir en el
Calvario y con su muerte pagar el precio de la salvación de toda la humanidad.
Jesucristo desde su encarnación y ahora en su glorificación es Dios y hombre,
sin pecado. (Juan 1.-3, Juan 14.13, Fil.2.5-8, Hech.4.15, II Cor.5.21,
Heb.9.14, I Pedro 2.22).
3.2 Su resurrección corporal y
glorificación. Jesucristo resucitó con su mismo cuerpo,
sólo que éste glorificado. Su Nombre fue puesto por sobre todo nombre. Ascendió
al cielo, y está a la diestra del Padre, y toda lengua confesará que Él es el
Señor de Señores. (Luc.24.36-45, Fil.3.21, Fil. 2.9-11, Hech.2.33, Hech.5.31, I
Cor. 15.12-17).
Art.
34. IV. EN CUANTO AL ESPÍRITU SANTO.
4.1.
Su
deidad y acción salvífica. El Espíritu Santo es Dios, no una
fuerza. El Espíritu Santo convence de pecado al hombre, antes de su conversión;
produce en el hombre arrepentido el nuevo nacimiento; y en el hombre salvo
produce santificación y poder. (Gén.1.2, II Tim 3.16, II Pedro
1.21, Hech.5.3-4, Juan 16.13, Gál. 5.22-25, Rom. 3.11).
4.2.
Su
ministración al cuerpo. El Espíritu Santo es el Consolador
que guía a la Iglesia a toda verdad, y la provee de dones. únicamente el
Espíritu Santo revela el significado
de las Escrituras a los cristianos. Cristo vive a través del Espíritu Santo en
el cristiano. El Espíritu Santo produce el fruto del Espíritu y la vida de
Cristo. (Juan 14.16, Juan 14.26, Juan 16.7, I Con. 12.5, Gál. 5.22-23)
Art.
35. V. EN CUANTO A LA SALVACIÓN.
1.1.
El
Origen del hombre. Dios creó al hombre a su imagen y
semejanza. El hombre era inocente y tenía comunión perfecta con su Creador.
Dios creó al hombre con espíritu, alma y cuerpo. (Gén.1.26-27, Gén.3.7-8, I
Cor.11.7, I Tes. 5.23).
1.2.
La
caída del hombre. El hombre desobedeció a Dios y rompió
esa comunión cayendo en pecado. El pecado entró por Adán, y por el pecado la
muerte espiritual pasó a todos los hombre. (Gén.3.24, Rom.5.15-17).
1.3.
La
imposibilidad de una auto justificación. La condición del
hombre es tal que nunca podrá justificarse delante de Dios por sí mismo; ya que
mientras el hombre esté separado de Dios, sus mejores juicios son como trapos
de inmundicia. (Rom.3.23, Ef.2.8-9, Is.64.6).
1.4.
La
salvación por la fe sola. La salvación es un regalo de Dios.
Dios la ofrece a todos los hombres
gratuitamente, como un favor inmerecido. El hombre que al escuchar el Evangelio
se arrepiente de sus pecados y acepta por la fe el señorío de Jesucristo en su
vida, recibe la salvación. (Efesios 2.8-9, Rom. 3.21-25, Rom. 5.1, Rom.
10.9-11, Tito 3.4)
1.5.
La
predestinación universal. La voluntad de Dios es que todos los hombres sean
salvos, no únicamente algunos. El sacrificio expiatorio de Jesucristo en la
cruz es suficiente para perdonar los pecados de toda la humanidad. Pero Dios ha
dado albedrío a cada ser humano, para recibir o no dicha salvación. (II
Pedro 3.9, Hebreos 2.9, Tito 2.11, Tito 3.4, Juan 3.16-17, I Juan 2.2).
1.6.
La
seguridad de la salvación. La salvación es un regalo
incondicional de Dios que el hombre
recibe por la fe, voluntaria y conscientemente; y no puede perderla a menos que
renuncie categóricamente a la señoría de Cristo y rechace en forma permanente
la gracia de Dios. (Ef.2.8, Heb.6.7-8, Rom.11.29, Juan 10.28).
1.7.
La
salvación como experiencia. La salvación es una experiencia
personal y presente. Sucede en el mismo instante en que el hombre recibe a
Jesucristo. (Rom.10.9, Rom.8.1, Mar. 16.16, Apoc.3.20).
1.8.
La
regeneración del hombre. El hombre, al ser salvo, es
justificado, regenerado y adoptado como hijo de Dios; de tal manera que
manifiesta la realidad de su salvación con una nueva vida que procura agradar
al Señor en todo. (I Cor.6.11, II Cor. 3.15-17, Juan 1.11-13, Gál.2.20, I
Tes.2.4).
1.9.
La
santificación como posición y como don. Un cristiano es visto
por Dios como un hombre santo, porque lo ve a través de la sangre de Cristo. El
cristiano anda santamente porque Jesucristo lo santifica. Sin santidad nadie
verá al Señor, Dios ha iniciado en el corazón de cada cristiano una buena obra
que Él perfeccionará para el día de Jesucristo. (Fil.1.6, Heb.10.10, Ef.1.6, II
Cor.5.17, Heb.12.14, T Tes.4)
1.10. La restauración del caído.
Si el creyente cae en pecado y se arrepiente, Dios lo perdona y lo restaura. El
cristiano al pecar pierde la comunión con el Padre pero no su relación de hijo.
(I Juan 2.1-2, I Juan 1.9, Gál. 6.1-2).
Art.
36. VI. EN CUANTO AL BAUTISMO EN EL
ESPÍRITU SANTO.
6.1.
Como
se recibe. Jesucristo es el bautizador con su Espíritu Santo. En el modelo neo testamentario,
cuando se derramó el Espíritu Santo sobre un grupo de creyentes, estos
oraron y magnificaron a Dios en otras
lenguas y recibieron poder para
testificar. El bautismo en el Espíritu Santo al igual que la salvación se recibe por la fe, por lo
tanto un cristiano puede hacer suya la promesa del bautismo y tener más tarde
la manifestación de las lenguas. Puede impartirse por imposición de manos,
principalmente las manos de los apóstoles y profetas. (Mat.3.11, Hechos 1.8,
Gál. 3.1-5, Hechos 8.17).
6.2.
La
señal inicial. El bautismo es una experiencia
diferente y viene generalmente después de la salvación. La iglesia sabe
inicialmente que un cristiano ha sido bautizado en el Espíritu Santo porque lo
oye orar en lenguas. (Hechos 2.1-6, Hechos 10.44-46, Hechos 19.1-6, I
Cor.14.2).
6.3.
Las
lenguas como oración y como don. En el Nuevo Testamento hay dos experiencias
espirituales muy semejantes que no deben confundirse. La oración en lenguas es
para todos los bautizados en el Espíritu Santo, tiene una dirección ascendente;
el Espíritu Santo a través del cristiano bautizado ora al Padre de modo
sobrenatural. El don de hablar en lenguas es para algunos como el Espíritu
quiere, tiene una dirección descendente; Dios usa a quien tiene este don para
dar un mensaje al pueblo en otras lenguas, donde dicho mensaje debe ser
interpretado para que cumpla su función. (Hechos 2.4, Hechos 10.44-46, Hechos 19.6, Romanos
8.26, I Cor.14.2, I Cor. 14.4, I Cor. 14.15, Judas 20-21, I Cor. 12.11-12, I
Cor. 12.30, I Cor 14.26-31).
Art.
37. VII. EN CUANTO A LOS DONES Y
MINISTERIOS.
7.1. La vigencia de los dones. Los
dones del Espíritu Santo son irrevocables y están vigentes en la Iglesia,
mientras esta permanezca en la tierra. (Rom.11.29, Stg.1.17, I Cor. 13.8-10).
7.2. Deterioro y Restauración.
Sin embargo, aún cuando de parte de Dios la vigencia de los dones es constante;
la iglesia al perder la doctrina Bíblica, la experiencia de la salvación y el
bautismo en el Espíritu Santo, perdió la experiencia de los dones. Sin embargo,
Dios en su misericordia, ha traído un nuevo avivamiento espiritual a la iglesia
en estos tiempos, de manera que los cristianos principiamos a experimentar la
realidad de los dones del Espíritu Santo. (Sal.80.3, Esdras 9, Joel 1.10, Joel
2.19-27, Hech. 2.17-21, Hageo 2.9, Amos 9.11).
7.3. Repartimiento de dones.
El Espíritu Santo reparte sus dones como Él quiere. Suele suceder
repartimientos de dones mediante profecía a través de imposición de manos de
apóstoles, profetas o del presbiterio. Algunos de estos dones son: Palabra de Sabiduría,
Palabra de Ciencia, Fe, Dones de Sanidad, El Hacer Milagros, Profecía,
Discernimiento de Espíritus, Diversos Géneros de Lenguas, Servicio, Enseñanza,
Exhortación, Repartir con Liberalidad, Presidir con Solicitud, Hacer
Misericordia, Sueños, Visiones. (I Cor. 12.4-11, Rom.12.2-8, I Tim. 4.14, II
Tim. 1.6).
7.4. El más excelente don. Así
se denomina en las Escrituras al don de profecía. Don que se manifiesta con
mayor frecuencia en los cultos y que sirve para consolar, edificar, exhortar,
enseñar, convencer al incrédulo. (I Cor.14.1, I Cor. 14.27-29, Hechos 19.6).
7.5. Ministración con profecía.
Todos los bautizados en el Espíritu Santo pueden llegar a profetizar. Debe
hacerse por turno y en cada ocasión debe haber cuando más tres profecías. Las
profecías deben ser juzgadas por profetas, o ancianos. Las mujeres y los niños
también pueden profetizar. (I Cor. 14.27-29, I Cor. 11.4-5, Joel 2.28).
7.6. La profecía directiva.
Un apóstol, un profeta o el Presbiterio de una iglesia, están facultados por
las Escrituras para dar profecía directiva, en cuanto al ministerio o la vida
de los cristianos.
Puede
haber profecías falsas, debemos tener discernimiento.
(Hechos 9.15-17, Hechos 15.32, I Tim.
4.14, Jer. 23.22, Jer.14.14-15, I Tes. 5.20-21).
7.7. La sanidad divina. Jesucristo
llevó nuestras enfermedades al sufrir en el Calvario, y por sus llagas nosotros
fuimos curados. Un enfermo puede recibir sanidad mediante la ministración de
hermanos que tengan dones de sanidad, la palabra de fe de algún ministerio
fundamental, o la unción con aceite por los ancianos. Aún llevando las prendas de algún siervo ungido al enfermo. Hay en
algunos impedimentos para recibir la sanidad, aún cuando la voluntad de Dios es
que tengamos buena salud. (Is. 53.4-5, Stg. 5.14, ex. 15.26, Hech.28.8-9, III
Juan 2).
7.8. Ciencia Médica y Medicinas.
La ciencia médica es genuina y útil. Dios creó al hombre con inteligencia y
todo lo que el hombre logra en forma lícita para su bienestar es bueno. Por lo
tanto cuando un cristiano acude a los servicios de la medicina no debe ser
juzgado o menospreciado, sino apoyado por la oración. Los cristianos hacemos uso
especialmente de la medicina preventiva que incluye: reglas de higiene,
puericultura y principios alimentarios. (II Rey. 20.7, I Tim. 5.23).
7.9. Vigencia de los ministerios.
Desde su establecimiento y hasta el rapto, la Iglesia ha sido provista por
Jesucristo de ministerios que equipan y perfeccionan a los santos. Básicamente
esos ministerios son: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros.
El dogma de doce apóstoles es falso ya que la Biblia menciona por nombre a más
de 17 apóstoles, indicando con ellos que su número es indeterminado. (Ef.4.13,
I Cor.12.28, Hech. 14.14, Rom. 16.7, Gál. 1.19, I Tes. 1.1 y 2.6, Hechos 15.32,
Hechos 11.27-30) (Cfr. Art. 49-52).
7.10. Autenticidad de los Ministerios.
A un apóstol auténtico se le reconocer
por su carácter de toda paciencia, por las señales, prodigios y maravillas que
Dios obra a través de su mano. A un profeta auténtico se le reconoce porque
ministra consolación con abundancia de palabras y porque confirma la fe de los
hermanos. Hay falsos apóstoles y falsos profetas, por lo cual todo ministerio
debe ser probado teniendo como norma suprema a la Biblia. (II Cor. 12.12,
Hechos 15.32, Apoc. 2.2, II Cor.11.13-15, I Juan 4.1) (Cfr. Art. 53-61).
Art.
38. VIII. EN CUANTO A LA IGLESIA.
8.1. Integración. La
iglesia está integrada por los redimidos en la sangre del Cordero, quienes se
han arrepentido de sus pecados, y se han sometido al señorío de Jesucristo. La
salvación es independiente de las organizaciones eclesiásticas, nacionalidades
o clases sociales. (Mt. 18.19-21, I Cor. 12.12-13, Hech. 2.47).
8.2. La Iglesia Universal.
La Iglesia Universal está establecida entre todos los pueblos del mundo, a
través de las iglesias o locales,
las cuales son interdependientes. La Iglesia por naturaleza es misionera y su
vocación es predicar el Evangelio y plantar iglesias locales. (I Cor. 11.17,
Ef. 4.4, Col.1.18, Hech.1.18, Hech. 13.1, Hech.15.4).
8.3. La Iglesia Local.
Una iglesia local es un grupo de cristianos en medio de quienes Jesucristo ha
puesto un candelero, y que está gobernado por un cuerpo de ancianos u obispos y
vinculada a otras iglesias locales mediante los apóstoles y profetas. (I Tim.
5.17, I Pedro. 2.25, Fil.1.1, Tito 1.7)
8.4. La Lluvia Tardía.
Para la iglesia, el pueblo de Israel es un tipo y un reloj profético. El
derramamiento del Espíritu Santo por todo el mundo en estos días finales, llamado en las escrituras LLUVIA
TARDIA, está sucediendo después del regreso del pueblo judío a la Tierra
Prometida. (Joel 1.10; 2.19; 2.23-24; 2.28, Hechos 3.21, Hageo 2.9, Joel 2.19).
8.5. Restauración de la Iglesia.
La Iglesia, después de un tiempo de deterioro, está viviendo una época de
restauración antes del Rapto. Dios está restaurando en su Iglesia: la adoración
en el Espíritu, el gobierno teocrático, los dones del Espíritu Santo, los
ministerios de apóstoles y profetas, y todo lo que ésta había perdido. (Juan
4.24, Hecho. 15.1-8, Hech. 14.14, I Cor. 12.9-13, Ef. 4.11, Rom. 11.29, Joel
2.19).
8.6. Tiempos de Apostasía.
Al mismo tiempo que Dios realiza una gran restauración en su Iglesia; se
suscitan grandes apostasías en esos tiempos finales. Algunos serán apartados
tras espíritus de error y doctrinas de demonios. (Mt.24.11, II Pedro 2.1-22,
Hech. 20.29-30, II Tes. 2.3).
8.7. El Ecumenismo.
El movimiento ecuménico con el romanismo y otras religiones es una apostasía
del Evangelio. El ecumenismo es la confusión babilónica de la que nos advierte
la Palabra de Dios; por lo tanto los cristianos deben ser totalmente ajenos a
toda acción ecuménica. La unidad del CUERPO DE CRISTO es obra del Espíritu
Santo, poniendo en los suyos una misma doctrina y una sola fe. (Apoc. 14.8-9,
Juan 17.11, Ef. 3.5, Amós 3.3)
8.8. La Teología Liberal.
La corriente teológica liberal que pretende desmitologizar a la Biblia, es
falsa erudición humana, que ha mermado la fe de muchos creyentes sencillos; por
lo tanto no debe ser tolerada en la Iglesia. (II Tim. 3.16, II Pedro 1.21, Ef.
4.14, Mt. 22.20). (Cfr. Art. 242).
8.9. Movimientos Judaizantes. Las
corrientes judaizantes que quieren poner relieve a la observancia de la ley
mosaica, las prácticas religiosas judías y cualquier actitud o medida que
menoscabe la clara proclamación del EVANGELIO DE LA GRACIA no deben ser
tolerados por ningún motivo.
Art.
39. IX. EN CUANTO A LAS ORDENANZAS Y
PRÁCTICAS.
9.1. El bautismo en Agua. El
bautismo en agua se ministra a quienes se han arrepentido y se han rendido al
señorío de Jesucristo: Se ministra inmediatamente después de que alguien recibe
a Cristo, o lo más pronto posible después de la conversión. (Marcos 16.16,
Hechos 2.41; 8.36-40) (Cfr. Art.247).
9.2. La Formula Bíblica.
El bautismo en agua se ministra EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO, Nombre que está por
sobre todo nombre; porque el bautismo en agua es una identificación personal
con la muerte, la sepultura y la resurrección de Jesucristo. En la Biblia no
hay dos fórmulas, ya que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se han revelado
en este tiempo bajo el nombre de JESUCRISTO. (Rom6.1-4, Mat.28.4, Hechos 2.28;
8.16; 10.48: 19.5; 22.16).
9.3. Forma y oficiante.
Bautizar significa sumergir. Se bautiza de preferencia en aguas vivas. Los
ministerios debidamente establecidos como ancianos o presbíteros ofician esta
ordenanza. (Hechos 8.37-38, 16.30-33; 10.74-48).
9.4. Tergiversaciones.
Deben suprimirse el bautismo de bebés y las formas de bautismo llamadas
abluciones y aspersión, por contradecir la naturaleza bíblica del bautismo.
(Mateo 3.16, Hechos 2.38; 8.29, Marcos 16.16).
9.5. La Cena del Señor.
La Cena del Señor es el memorial de la muerte vicaria de Jesucristo. Se
ministra con dos elementos: pan si levadura símbolo del Cuerpo de Jesús y vino,
símbolo de su sangre. Tantas veces la
celebramos anunciamos la muerte del Señor hasta que Él venga. (Dt.16.4, I
Cor. 5.7; 11.23-26;10.16-17; 11.30-32, Mar. 14.12-25)
9.6. Quienes participan de ella.
Los cristianos bautizados en agua presentes toman la Cena del Señor. Si un
cristiano se prueba a sí mismo antes de participar de ella, recibe bendición;
pero si un creyente la toma indignamente recibe disciplina. A los ausentes por
enfermedad, se les lleva la Cena del Señor a sus camas. (I Cor. 11.30-32, Éxodo
12.43-50, Mateo 126.17-29).
9.7. Tergiversaciones.
El sacrificio de Jesucristo fue uno, único, completo, perfecto y suficiente
para la redención de todos los pecados. Cualquier pretensión de sacrificar otra
vez a Jesucristo es blasfemia. Todo sacrificio incruento es inútil. La
transustanciación es anti bíblica. Los elementos de la Cena del Señor no deben
ser adorados. (Hebreros 9.28; 10.12; 9.24-26; 9.22).
9.8. El lavamiento de pies.
El lavamiento de pies es una ministración que el Señor nos manda hacer. Simboliza que tenemos parte con
Jesucristo. Se ministra en forma espontánea. (Juan 13.14-16. I Tim. 5.10, Rom.
10.15, Ef. 6.15, Apoc. 1.15).
9.9. La forma del lavamiento.
Cuando el lavamiento se hace dentro del culto público, los ministerios varones
inician la ministración entre los varones; entre tanto que una profetiza o
diaconisa preside por separado a las hermanas. (Juan 13.3-15).
9.10. Presentación de Niños.
Los padres cristianos traen a sus hijos recién nacidos para presentarlos al
Señor con el reconocimiento de que son una bendición del Señor y de que el
Señor nos bendice especialmente cuando son dedicados a Él. (Lucas 2.21-38, I
Sam. 1.27-28, Marcos 10.13-16) (Cfr. Art. 127 Frac. 16).
9.11. La Solemnización del Matrimonio.
El matrimonio es una institución divina y el único medio lícito para procrear
hijos. Es indisoluble excepto por la muerte de uno de los cónyuges. Es un estado
honroso y santo. La iglesia solemniza la
unión de divorciados o incrédulos, en casos especiales, cuando los contrayentes
han presentado una justificación válida a juicio del Presbiterio de la Iglesia
local y con el visto bueno de su respectivo Obispo de Sínodo; porque el Matrimonio es un símbolo de la unión
que hay entre Cristo y su Iglesia. (Gén.2.18-24, Mat.19.5-6, Juan 2.1-2,
Heb.13, Prob. 18.22, Sal. 127.3-4, I Cor. 7.10-11) [Se excluye todo símbolo
pagano en la ceremonia, como lazo, arroz y arras con símbolos religiosos] (Cfr.
Art. 127 Frac. 15)
9.12. El Compromiso Matrimonial.
Cada joven cristiano buscará la dirección de Dios y el consejo previo de sus
padres y sus pastores, antes de iniciar un compromiso matrimonial. Todo
compromiso matrimonial debe tener como meta el matrimonio. (I Cor. 7.1-2;
7.8-9, Rom. 12.1-2; 13.13-24).
9.13. Arribo al Discipulado.
A la manera en que Jesús tuvo acceso al Templo de Jerusalén a los doce años,
los hijos de los cristianos deben ser preparados por sus padres y sus pastores
de modo que crezcan en sabiduría, en estatura y en gracia; de tal manera que a
los doce años sean éstos presentados al Señor y tengan su arribo al discipulado
con Jesucristo. (Luc. 2.51-52; 2.40-41; Deut. 4.9; 11.19, Prov. 22.6) (Cfr. Art.
127.7)
9.14. Sepultura de los Difuntos.
Los actos fúnebres de los cristianos son un culto a Dios. Hay en ellos gratitud
a Dios, consolación a los enlutados, y proclamación de la salvación a los
inconversos. El beneficio espiritual de dichos cultos es para los vivos, pues
quien murió en Cristo, ya está con el Señor. (Job. 1.21, Juan 14.1-3, Job
14.27, Job 5.11, Rom. 14.8, Juan 14.19; 11.25-26, Hech. 17.22-31). [Se excluye
todo símbolo pagano]
9.15.
Saludo
Característico. En el culto, los ministerios y quienes
hagan uso de la palabra, saludarán desde
el púlpito diciendo “Gracia y Paz de nuestro Señor Jesucristo”. La Congregación
responderá: “Gracia y Paz”. Fuera del culto, quien saluda dirá: “Gracia y Paz”
y quien responde el saludo dirá: “Amén”. Se usará el mismo saludo en la
correspondencia y en las publicaciones de la Iglesia. (Rom. 1.7, I Cor. 1.3, II Cor. 1.2, Gál. 1.3, Ef. 1.2,
Fel. 1.2, Col. 1.2, I Tes. 1.1, II Tes. 1.2).
Art. 40. X. EN CUANTO
AL CULTO CRISTIANO.
10.1 La Naturaleza del Culto. El
culto cristiano es espiritual y no está sujeto a ningún ritual. Se desarrolla
bajo la dirección del Espíritu Santo. Todo lo que se hace en el culto es para
la gloria de Dios y la edificación de los cristianos. (Juan 4.20-24, I Cor.
14.26, I Tim 1.17, Apoc. 4.11; 5.9-10; 5.12-14, Heb. 13.15).
10.2 Los Elementos Constantes del Culto.
En el culto cristiano los elementos siguientes son constantes: La oración en
lenguas, con el entendimiento y al unísono en alta voz; el canto, de cánticos
espirituales, salmos e himnos; el ejercicio de los Dones del Espíritu Santo; el
regocijo y la danza en el espíritu; y primordialmente la lectura y proclamación
de la Palabra de Dios. Respetamos, pero no promovemos que las hermanas para el
culto usen un velo sobre su cabeza (I Cor. 14.26; 14.31, Sal. 92.1-2,
Joel 2.28, Col. 3.16, Sal. 149.3; 150.4, Hech. 4.31, I Cor. 1.21, Mat. 21.13-16.
I Corintios 11.14-16).
10.3
Los
instrumentos y las características del Culto. Los cristianos
adoran y alaban a Dios en el culto con todos los instrumentos disponibles,
baten y levantan las manos, danzan y
se regocijan, tienen exclamaciones de júbilo. Para el culto la iglesia integra
dos compañías, una de varones y otra de damas. (I Cor. 14.26; 14.31, Sal.92.1-2, Joel 2.28, Col.
3.16, Sal. 149.3; 150.4, Hechos 4.31, I Cor. 1.21, Mat. 21.13-16).
10.4 La Exclusión de Símbolos Paganos.
Quedan excluidos de nuestros cultos, todos los símbolos que provienen del
paganismo. La veneración de imágenes de idolatría que Dios abomina. Se elimina
el uso de la cruz como adorno por evocar al dios babilónico Tammuz, (Dt. 5.8, Ex.20.4, Sal. 115.2-8;
135.15-18, Mq. 5.13, Habacuc 2.18, Amos 5.25-26).
10.5 Las fiestas paganas.
Los cristianos excluyen de sus prácticas y costumbres, la celebración de: la
navidad, los reyes magos, la cuaresma y la semana santa; porque tienen origen y
trasfondo pagano, y nunca fueron observadas por los cristianos de los primeros
siglos. La mezcla de la fe cristiana con el paganismo es abominación. Si se
hace mención de alguna FIESTA JUDÍA deberá ser para subrayar el elemento
evangélico de dicha fiesta y de ninguna manera para sumarse a una celebración
religiosa judía. (Col.2.8, Amos 5.25-28, Sof.1.4-5, Ez. 8.17-18, Ex. 20.4-6).
10.6 La Casa de Oración.
Los creyentes son el templo de Dios, y no los edificios materiales. Aunque los
cristianos construyen CASAS DE ORACIÓN según las circunstancias lo permiten, y
las usan para el Culto cristiano con reverencia. (I Cor. 3.16; 6.19-20, Hechos 17.24, Ef. 3.21, Mateo 21.18, Sal.
84.2; 100.4, Heb. 12.27-29. (Cfr. Art. 124)
Art. 41. XI. EN CUANTO A LOS ÁNGELES Y LOS DEMONIOS.
11.1 Origen y naturaleza de los Ángeles.
Los
ángeles son seres sobrenaturales o celestiales, creados por Dios. Son seres
espirituales. Son algo mayor en dignidad que los hombres. Los ángeles no se
casan. (Sal. 148.2-5, Heb. 1.15, Gén. 1.31, Judas 6).
11.2 La Actividad de los Ángeles.
Los ángeles están en la presencia de Dios adorándole y sirviéndole de continuo.
Los ángeles son enviados por Dios para dar ministración y ayuda a los
cristianos. Los ángeles no deben ser adorados. (Apoc. 5.11-12, Sal. 103.20;
148.2, I Rey. 13.18, Dan. 6.22, Mat. 1.20; 4.11, Heb. 1.7, Apoc. 19.10).
11.3 Arcángeles, Querubines y Serafines.
Los arcángeles son príncipes de ángeles. Los querubines son celestiales de
aspecto humano y animal, con alas. Sus rostros son semejantes a los del león,
buey, hombre y águila; y son guardianes de Dios. Los serafines son seres
celestiales que está de pie ante el trono de Dios. (I Tes. 7.46, Judas 9,
Daniel 10.12-13, Gén. 3.24, Ex. 25.18-22, Apoc. 4.6, Is. 6.2 y 6).
11.4 Satanás, su origen y destino.
Satanás es una criatura de Dios que se reveló y fue arrojada del cielo,
apoderándose de este modo por la desobediencia de Adán; pero Jesucristo ya le
venció en el Calvario y un día Jesucristo mismo lo lanzará al lago de fuego.
Satanás tienta a los cristianos tratando que las almas se pierdan y procura
destruir la obra de Dios. (Ez. 21.12-17, Luc. 4.2, Gén. 3.15, Job. 1.6, Zac.
3.1, Apoc. 1.29, Luc. 22.31, Mat. 25.41, Apoc. 20.1-3; 20.7-10).
11.5 Los demonios.
Los demonios son ángeles que cayeron de su estado de inocencia. De entre ellos,
uno están encarcelados y otros sueltos bajo el control de Satanás, sus
principados, potestades y gobernadores. Los demonios se oponen a Dios tratando
de anular su voluntad y frustrar sus planes. (Mat. 6.15, Luc. 10.17, Ef.
6.10-12, Luc. 8.31, Apoc. 9.1-11; 20.1-3).
11.6 Acción Demoniaca.
Hay opresión y posesión demoniaca. Los cristianos pueden ser oprimidos pero
nunca poseídos. Los demonios toman posesión de personas provocándoles males
como ceguera, insania, mudez, y manía suicida. Los demonios tratan de hacer a
los cristianos en todo tipo de pecado y les oprimen con enfermedad,
depresiones, angustias, desánimo y ceguera espiritual. (Mat. 12.22, Luc.
8.26-36, Mat. 9.32-33, Ma. 9.22).
11.7 Autoridad Espiritual.
Los cristianos han recibido de Jesucristo la autoridad para echar fuera a los
demonios y libertar así a los endemoniados. Los cristianos también tienen
autoridad para deshacer operaciones y destruir fortalezas del diablo. (Mar.
16.17, Luc. 9.1, Juan 3.8, Col. 2.13-15, Rom. 16.20, II Cor. 10.4, Hech.
10.38).
Art.
42. XII. EN CUANTO A LA ESCATOLOGÍA.
12.1.
El
Lugar de los Muertos. Cuando un creyente muere, su
espíritu va de inmediato al cielo para encontrarse con su Señor. El cuerpo de
los cristianos será glorificado, transformado e incorruptible. (Luc. 23.39-43,
I Cor. 15.51-52, I Tes. 4.13-17, Fil. 1.23).
12.2. El Rapto de la Iglesia.
El rapto de la Iglesia es inminente y representa la más grande esperanza de los
cristianos. Jesucristo vendrá hasta las nubes y los muertos en Cristo resucitarán
primero, luego los vivos seremos transformados en un cerrar de ojos y juntos
subiremos a recibir al Señor. (I
Tes. 4.16, I Cor. 15.51-52, Fil. 3.20-21, Heb. 9.28, II Pedro 3.10, Juan
14.3-4, Apoc. 1.7).
12.3.
La
Gran Tribulación. La Gran Tribulación acontecerá después
del RAPTO DE LA IGLESIA. Será tiempo de juicio para los cristianos apóstatas,
los judíos y el mundo impío. Su duración será de 7 años, en los cuales el
Anticristo reinará con el poder de Satanás, siendo ayudado del Falso Profeta.
(Dan. 12.1, Mat. 24.21, Apoc. 7.14, Daniel 9.27, Apoc. 6.1-17, II Tes. 2.7-10,
Apoc. 149.19-20; 20.10).
12.4.
Armagedón,
Milenio y Juicio Final. Jesucristo vendrá por segunda vez
a la tierra con poder y gran gloria, y en el Armagedón vencerá a las huestes
del mal, al término de su reino milenial en la tierra. Después del Armagedón,
Jesucristo hará el Juicio Final a todos cuantos no fueron salvos por su gracia.
(Apoc. 16.16, Hech. 1.11, Apoc. 1.7, Zac. 12.3-13, Apoc. 202.3; 20.10-15, Juan
5.29).
12.5.
Cielos
Nuevos y Tierra Nueva. En el día del juicio de los
hombres impíos, los cielos actuales pasarán con grande estruendo y la tierra
será quemada. Los cristianos esperamos cielos nuevos y tierra nueva en los
cuales mora la justicia, porque el tabernáculo de Dios estará con nosotros. (II
Pedro 3.7-13, Apoc. 21.1-7, Is. 65.17).
No hay comentarios:
Publicar un comentario